Su vida cambió para siempre en 2016, cuando sufrió una lesión medular por un accidente de natación que lo dejó tetrapléjico. Desde un principio supo que el daño cambiaría su forma de vivir, pero jamás imaginó que él sería un eslabón clave para el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) en la medicina. Noland Arbaugh tiene 32 años y el 28 de enero de 2024 se sometió a una cirugía para recibir un implante cerebral de Neuralink. Así, se convirtió en el primer paciente de la empresa de Elon Musk, especializada en el desarrollo de la Interfaz Cerebro-Computadora (BCI).
Esta herramienta tiene el foco de atención de la comunidad neurológica del mundo. Aproximadamente 1,000 pacientes en EE.UU. participan de diversos ensayos humanos para tratar enfermedades neurológicas como el párkinson, epilepsia y lesiones medulares por accidentes o a causa de ELA.
El Cronista dialogó con Arbaugh, quien recuperó autonomía gracias al implante cerebral «Telepathy», cuya tecnología permite operar celulares o computadoras «sólo con sus pensamientos».

Noland Arbaugh previo a la cirugía robótica para recibir el implante cerebral «Telepathy».
-¿Cómo llegaste a ser el primer paciente de Neuralink?
-Apliqué el primer día de inscripción, cuando abrieron el proceso de selección para los ensayos humanos. Fue alrededor del 19 de septiembre. Luego ellos se contactaron para evaluar mi discapacidad; querían saber qué tan cuadripléjico era. Pasé por varias entrevistas y, eventualmente, me reuní con los cirujanos en una videollamada y también pasé por una evaluación psicológica. Tuve docenas de entrevistas las primeras semanas.
También tuve que enfrentar todo el proceso de consentimiento firmando todos los documentos. Fueron entre 40 y 50 hojas que contenían todo lo que habíamos hablado acerca de la cirugía y de lo que iba a pasar durante la intervención quirúrgica. Hablamos sobre el hecho de que iban a utilizar un robot para colocar el implante, de todos los riesgos que conllevaba, lo que era el implante y lo que se esperaba de mí como paciente durante los estudios.
-¿Cuáles fueron los pros y las contras que evaluaste?
-Los pros eran la capacidad de proveerme a mí mismo a largo plazo. Además, siempre he querido ayudar a la gente respecto a este tema, ese siempre fue mi objetivo número uno. Sabía que incluso si algo salía mal, estaría ayudando a alguien porque aprenderían de eso y no volverían a cometer ese error. Y ya aprendieron. Los hilos del implante se movían dentro de mi cerebro, ahora están retraídos y eso me gusta. Aprendieron cómo arreglar eso para el segundo participante.
La desventaja era, obviamente, que requería una cirugía cerebral. El cerebro es lo único que me queda en algunos aspectos. Podría haber tenido una lesión cerebral y no tener ni mi cerebro ni mi cuerpo. Eso fue algo que definitivamente me preocupó mucho.
-Según el contrato que firmaste con Neuralink, formarás parte del proyecto por seis años. ¿Qué pasa luego?
-Tengo un contrato por seis años, pero puedo irme en cualquier momento que yo decida porque es un estudio voluntario. En los formularios de consentimiento que firmé está bastante explícito: luego de los seis años, ellos o bien retirarán el implante o, simplemente, lo desactivarán. Después, no podré usar el chip Neuralink, tal vez hasta que esté disponible públicamente.
Me encantaría seguir usándolo, pero entendí, cuando acepté, que esto era temporal y no es algo en lo que espere ningún tipo de cambio. Me las arreglé durante años sin el Neuralink y estoy seguro de que me las arreglaré sin él otra vez.

Noland Arbaugh tiene la habilidad de controlar la computadora y otros dispositivos con sus «pensamientos» gracias al implante de Neuralink.
-¿Qué tipo de mejoras experimentás con el implante?
-Muchas. Lo que soy capaz de hacer, lo que siento que soy capaz de hacer ahora, y fuera de eso, simplemente poder reconectarme con el mundo, mis amigos, mi familia, redes sociales. Simplemente reconectarme con otras personas a través de diferentes plataformas y en diferentes países y lugares.
Siento que puedo hacer muchas cosas que me encantaban antes, como leer y jugar videojuegos. Todo lo hago únicamente con mis pensamientos. Controlo una computadora con mi mente, todo lo hago a través del chip Neuralink.
Además, solo por estar en el estudio, siento que estoy ayudando a mucha gente y eso me da mucho propósito y esperanza sobre lo que esta tecnología tiene para ofrecer.
-¿Neuralink te ofrece o brinda acompañamiento médico y psicológico a largo plazo?
-Sí y no. Neuralink y el hospital que conducen el estudio se encargan de cualquier gasto médico relacionado con el estudio. Ellos lo cubrirían médicamente. Pero fuera de eso, como es un estudio voluntario, no tienen permitido ofrecerme realmente ningún tipo de incentivo. Cualquier incentivo no estaría en línea con las regulaciones de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), se interpretaría como incentivar el final del estudio y entonces ya no sería un estudio voluntario.
-¿Tenés la autoridad de negarte a realizar determinados estudios?
-Sí, yo decido cuánto quiero estar involucrado en los estudios y el proyecto. Hasta ahora no me exigieron nada que me haga pensar en decir que no. La mayoría de lo que están haciendo es bastante simple, extremadamente seguro y además muy divertido. Así que creo que me divierto mucho haciendo todo lo que hemos hecho.

Arbaugh vistió una remera señalando un cerebro con el lema «Por favor, úsalo» específicamente para la cirugía. Fotografiado luego de recibir el alta.
-¿Quién es responsable, o debería serlo, si algo malo sucede con el implante en el futuro?
-Como dije, creo que hay un cierto nivel de consentimiento involucrado con esta cirugía cerebral. Al menos en este momento es una tecnología novedosa. Estamos tratando de asegurarnos de que sea seguro. Estamos tratando de asegurarnos de que sea viable y que funcione. Creo que lo liberarán cuando estén seguros de que no causará problemas.
No creo que no haya espacio para error en este tipo de cosas. Creo que hay mucho menos espacio para error porque es el cerebro, debido a lo peligroso que puede ser. Pero al final del día no estoy seguro. Creo que recaería en Neuralink. Sin embargo, como dije, creo que hay un cierto nivel de consentimiento.
Estoy casi seguro, habrá formularios de consentimiento que tendrás que firmar que supongo que eximirán de responsabilidad a Neuralink, pero habrá cosas de las que -la empresa- sí sería responsable. Creo que en la mayoría de los casos no será su culpa y que tendrían que asumir cierta responsabilidad en casos muy limitados y extremos.
-¿Qué ocurre con tu privacidad como paciente? ¿Sentís que tu información está protegida con Neuralink?
-Sí, me siento protegido. En cuanto a haberme hecho conocido públicamente, todo eso fue mi elección. Ellos -Neuralink- nunca esperaron eso de mí. Me dijeron desde el principio que querían proteger mi privacidad. Si no quería ser conocido por el mundo, no tenía que serlo. En cuanto a todos mis datos, las señales cerebrales que están recopilando y todo lo relacionado con la privacidad, confío en Neuralink y en que tienen un buen sistema de seguridad y mis datos protegidos en algún lugar.
-¿Qué opinás acerca de las implicaciones éticas de estos implantes?
-Sé que hay cuestionamientos sobre la privacidad y la propiedad de los datos, pero no estoy preocupado por eso ahora. Neuralink usa los datos para construir mejores productos y aprender más sobre el cerebro y de lo que es capaz.
Pero creo que a medida que avanzamos se están planteando preguntas y espero que para cuando esto esté disponible públicamente tengamos pautas, líneas rojas para proteger la privacidad de las personas. Estimo que habrá una legislación.

El paciente cumplió su primer año con el implante en enero del 2025. Su contrato le permitirá utilizar esta tecnología hasta enero del 2030 ya que, luego, será desactivado.
Previo a su cirugía, Noland Arbaugh dependía de una tablet y un lápiz óptico bucal para utilizar las redes y operar en línea, lo que limitaba su autonomía. Pese a no poder usar «Telepathy» por siempre, porque Musk necesita las aprobaciones para lanzarlo al mercado, recomienda «absolutamente» el uso del implante para mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedades neurológicas.