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"La industria del software tiene que decidir qué partido quiere jugar: commodity o valor agregado"

El sector de la Economía del Conocimiento es considerado, desde todas las perspectivas, como uno de los pilares clave para el desarrollo de la Argentina en los próximos años. Sin embargo, la industria del software local avanza en un contexto de cambios rápidos que hoy exige definiciones sobre el rumbo que se tomará y qué servicios se ofrecerá al mundo.

En este sentido, Santiago Echazú, fundador de Paisanos, empresa especializada en estrategia de negocios y desarrollo de productos digitales, destaca que el país está frente a una gran oportunidad que puede convertirlo en «un nuevo Silicon Valley». Sin embargo, en diálogo con El Cronista advierte que para eso se deben pensar nuevos horizontes y la manera en la que se va a reaccionar ante el surgimiento de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial.

A continuación, sus definiciones sobre la realidad del mercado del software, las oportunidades que se presentan y lo que pueden hacer las empresas para potenciar el boom de esta industria.

– ¿Qué desafío enfrenta hoy la industria del software en la Argentina?

Por cómo está estructurada la industria, primero tenemos que empezar a definir qué partido queremos jugar. Sí vamos a ser una industria de commodity o una de valor agregado.

En esto hay que entender que el mundo descubrió cómo hacer que ese commodity sea menos demandado. Salieron tecnologías nuevas en los últimos 5 años, y no solamente inteligencia artificial, que permiten construir de maneras más rápidas y fáciles.

Los servicios que no agregan tanto valor se están reemplazando por inteligencia artificial, frameworks de no code, etc. Entonces, la propuesta de valor que tenemos que dar como industria de servicios del conocimiento tiene que estar puesta en otro lado.

– ¿Del commodity forman parte los servicios básicos de «programación»?

No se trata solo de programadores. También diseñadores, gente de gestión de proyectos, creativos, comerciales. Esto es un círculo. El programador es parte de un equipo en el que todos los jugadores van a tener que entender que hay un contexto nuevo y hay que usar las habilidades que tenemos para llevar a la industria, a la empresa y a los productos a otro lugar.

Y hay que ser conscientes de que parte de ese nuevo contexto es que hoy, al haber menos liquidez en el mercado global, menos inversión de riesgo, hay también menos dinero para contratar servicios que no valen la pena.

Santiago Echazú, fundador de Paisanos.

– ¿Y cómo se puede iniciar el camino hacia una industria de valor agregado?

El ingenio, la creatividad, son habilidades que nunca va a tener una máquina. Por ahí debe ir la búsqueda de la industria a nivel país y a nivel humano. Porque si solamente nos vamos a dedicar a saber y a ejecutar, nos vamos a reemplazar con algoritmos nuevos que vayamos inventando en el tiempo, cada vez más rápido. Y si nos dedicamos a crear, es otra posición.

La inteligencia artificial, las APIs, el low code, el no code, los frameworks, todo lo que está, alguien lo está creando. Por eso, hay que entender dónde queremos estar.

– ¿Qué rol juega la creatividad en la práctica cotidiana de Paisanos?

Siempre supimos que el talento humano es creativo, de creación. Entonces, todo lo que hacemos nosotros tiene un tinte de creatividad. Pero, en nuestro caso, tenemos una oportunidad de usar la tecnología y el producto como plataforma creativa.

El humano es lo importante en cualquier creatividad y en cualquier proceso. Uno no contrata una empresa que sepa blockchain, sino personas que van a hacer que blockchain funcione en el modelo de negocio de la empresa. Paisanos son personas, no es tecnología, son personas muy creativas dentro de un contexto en el que las dejamos volar y soñar. Y los clientes vienen a nosotros a consumir eso, más allá de que contamos con herramientas tecnológicas para resolver cualquier desafío.

– ¿Qué posibilidades se abren hoy para la Argentina?

Podemos ser el próximo Silicon Valley, si tenemos ganas, en muy corto tiempo. Argentina tiene todo en cuanto a creatividad y contexto. Si nos empezamos a preocupar por agregarle valor al mercado desde nuestros talentos más genuinos, la rompemos toda.

Además, es claro que las empresas que se dediquen a hacer tecnología y que busquen tener un mayor impacto en el mercado tienen que tener una visión más negocio, de creatividad, de marketing, que de ingeniería.

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