En un mundo marcado por crecientes tensiones geopolíticas, amenazas nucleares y una incertidumbre global que no deja de aumentar, Elon Musk, el hombre más rico del planeta y CEO de SpaceX, ha vuelto a poner sobre la mesa una de sus ideas más polémicas y visionarias: la colonización de Marte como el único refugio posible ante una eventual Tercera Guerra Mundial.
El magnate Elon Musk no se limita a soñar con cohetes o misiones de exploración científica. Su objetivo es mucho más ambicioso: construir una ciudad autosuficiente en Marte, capaz de sobrevivir y crecer sin depender de suministros terrestres. Para el empresario, el planeta rojo representa un «seguro de vida» para la civilización humana, una especie de arca moderna capaz de preservar la semilla de la humanidad si la Tierra sucumbe a una catástrofe global, ya sea por guerra nuclear, colapso ambiental o el avance imparable del Sol sobre nuestro planeta.
Durante una entrevista en el evento SXSW, Musk fue contundente: «Si hay una Tercera Guerra Mundial, queremos asegurarnos de que haya suficiente semilla de civilización humana en otro lugar para traerla de vuelta y acortar la duración de la edad oscura». Ese «otro lugar» es, sin rodeos, el planeta Marte.
A Marte con Starship, el «plan B» de la humanidad
El corazón de este plan es Starship, el megacohete reutilizable de SpaceX, considerado el más potente jamás construido. La nave ya ha realizado ocho vuelos de prueba, incluidos dos en 2025, aunque los ensayos no han estado exentos de contratiempos técnicos, como explosiones en la etapa superior. Sin embargo, el programa avanza: Musk estima que el primer aterrizaje no tripulado en Marte podría ocurrir en 2026, con presencia humana antes de 2030, aunque muchos expertos consideran que ese cronograma es demasiado optimista.

Viajar a Marte, el gran objetivo de Elon Musk.
El plan de Musk contempla que los primeros viajes lleven robots humanoides Optimus, desarrollados por Tesla, y que la ventana de lanzamiento más favorable se abrirá a finales de 2026, cuando la alineación entre la Tierra y Marte reduzca el tiempo y costo de la travesía.
Una ciudad autosuficiente, lejos de la Tercera Guerra Mundial
Para Musk, no basta con plantar una bandera o establecer una base científica. Su visión es la de una ciudad autosuficiente que pueda prosperar por sí misma si las naves de reabastecimiento desde la Tierra dejan de llegar, ya sea por una guerra, un colapso tecnológico o una catástrofe natural. Solo así, sostiene, la humanidad podrá considerarse realmente una especie multiplanetaria y garantizar la continuidad de la civilización, incluso si la Tierra queda devastada.

Los robots Optimus de Tesla serán fundamentales para la colonización de Marte.
La propuesta de Musk ha sido recibida con escepticismo y admiración a partes iguales. Los desafíos técnicos, los riesgos biológicos y los costos astronómicos hacen que la idea de una colonia marciana autosuficiente parezca, por ahora, más un sueño que una realidad inmediata.
Sin embargo, el propio Musk insiste en la urgencia de actuar: «La Tierra será incinerada«, advirtió en una reciente entrevista, refiriéndose tanto a amenazas inmediatas como a la certeza científica de que el Sol, en cientos de millones de años, hará inviable la vida en nuestro planeta.
Mientras el mundo debate sobre el futuro de la humanidad, Musk ya ha señalado el territorio que, según él, podría sobrevivir a la hecatombe: Marte, el refugio definitivo para la civilización humana.