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El ingeniero que soñaba con jugar al básquet y transformó a un gigante tech que perdía plata: cómo lo hizo

La perfecta amalgama de bosques, mar y playa que envuelve a Costa Esmeralda acoge las últimas horas de Germán Greco en 2022. El director ejecutivo y manager general de Motorola Mobility para Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia siempre elige esa ciudad para sus vacaciones. Y desde allí relata los desafíos que le impone liderar una empresa que debió reinventarse para recuperar su lugar en el competitivo mundo de la telefonía celular.

A los 47 años, Greco disfruta las bondades de ese balneario para entregarse al golf, el pádel y el tenis. Son las pasiones que comparte con su esposa y sus hijos, una adolescente con dotes de cantante y jugadora de hóckey a punto de cumplir 16 años y un futuro ingeniero de 11 que parece seguir sus pasos.

Antes de ingresar en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) para estudiar ingeniería industrial, Greco acunó sueños de deportista. Se imaginó siendo jugador de básquet, una actividad que constituía en su familia una suerte de tradición, pues la practicó su hermano mayor, mientras que su papá fue entrenador de San Andrés, Obras, Morón, Boca y River. 

El deporte es parte fundamental de su vida. De hecho, aún hoy sigue tirando al aro y también se prende en algún partido de fútbol, más allá de que por el paso del tiempo haya abandonado su puesto de 5 metedor y corredor para transformarse en un 9 con gran apetito de gol.

Jugó al básquet desde los 6-7 años hasta los 20-21. «En esa época no existían los Ginóbili y la Generación Dorada», acota. Pero a su considerable altura para la vida diaria de 1,90 metro le faltaban centímetros para prevalecer en esa disciplina. Entonces, por consejo de su hermano cambió el rumbo y se inscribió en el ITBA. Desechó la posibilidad de estudiar administración de empresas y resistió a la tentación de ser periodista deportivo. Pero no dejó pasar las lecciones que aprendió en la cancha.

Tanto es así que lo que más le gusta de su rol al frente de Motorola es jugar en equipo. «Lo que más disfruto es justamente armar el equipo. Darle a cada uno de los integrantes la posibilidad de que puedan seguir creciendo como profesionales. También que sigan creciendo como personas, porque para mí es muy importante la persona», explica.

No es caprichosa la elección del esfuerzo colectivo. «El mix de buenas personas y buenos profesionales hace que, si tenemos un buen equipo, también la vamos a pasar bien. En Motorola tenemos un equipo que cuando hay que apretar los dientes, todos estamos juntos y buscamos el resultado. Y cuando toca relajarnos, no relajamos», agrega.

Greco llegó a Motorola hace 17 años. Se inició en el área de producto en tareas relacionadas con su condición de ingeniero, tales como el marketing y el diseño. En 2012, cuando Google adquirió la empresa, se desempeñó en el sector comercial y desde 2015 es el gerente de la compañía. Desde esa posición asumió el reto de encabezar la reconstrucción de una firma que llegó a tener una mayoritaria presencia en el mercado -cerca de un 80%- y había perdido terreno.

«En la gerencia general de la compañía fueron casi tres años de reamar, porque había muchos problemas financieros y de equipo. Fueron tres años de transformar una empresa que perdía plata y que tenía muchos productos sin vender y recursos problemáticos. En ese tiempo hubo que cambiar la estructura, la gente, armar un equipo de alta competencia y luego los resultados se fueron dando solos», recuerda.

Tomó la compañía con un market share del 6-7 por ciento y lo elevó hasta alcanzar hoy casi el 40. Para lograr ese repunte «se cambió muy fuerte el tema de la producción, la optimización de los procesos y también se formó un equipo muy competitivo. Hoy nos va superbién y podemos ver los resultados después de tantos sacrificios. Estoy supersafisfecho con el equipo el equipo que tengo».

Hoy, Motorola Mobility superó la etapa de reconstrucción global, que fue impulsada por el cambio de pensamiento que llegó de la mano de Google. Se abandonó la preocupación por el P&L (ganancias y pérdidas, por sus siglas en inglés) para abrazarse a una etapa de innovación, siempre apuntando al futuro. La empresa vio caer a competidores directos como BlackBerry, Nokia y LG y, finalmente, consiguió reposicionarse ante el impetuoso desembarco de iPhone.

La empresa se reinventó. Y lo hizo apostando al trabajo en equipo: «El básquet es parte fundamental de mi vida y me sirvió para aprender a trabajar en equipo, con compromiso personal y sacrificio. Si no tenés un equipo en el que todos sepan lo que tienen que hacer, es muy difícil que ganes. Y a mí, como líder de este equipo en Motorola, me gusta ganar siempre».

La versión original de esta nota se publicó en el número 349 de revista Apertura.

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