El empresario Mark Zuckerberg, CEO de Meta y propietario de WhatsApp, ha dejado claro en repetidas ocasiones su convicción de que la inteligencia artificial (IA) puede ser clave en la lucha contra una de las epidemias silenciosas más extendidas del siglo XXI: la soledad.
En varias entrevistas recientes, Zuckerberg ha señalado que la «persona promedio tiene menos de tres amigos» y que existe una demanda insatisfecha de conexiones más profundas: «El promedio de personas querría tener en torno a 15 amigos», explicó en una conversación con el podcaster Dwarkesh Patel.
La inteligencia artificial, una cura para la soledad
Para Zuckerberg, la respuesta no está necesariamente en políticas tradicionales, como reforzar los centros comunitarios u ofrecer más apoyo en salud mental, sino en aprovechar los avances de la IA. Imagina un futuro donde asistentes y chatbots sean capaces de proporcionar compañía, comprensión y apoyo emocional personalizados, supliendo, al menos en parte, la carencia de vínculos reales.
«Creo que las personas van a querer un sistema que las conozca bien y las entienda, como hacen los algoritmos de sus redes», afirmó el dueño de WhatsApp, visualizando una nueva generación de «amigos» digitales que puedan paliar el desconcierto y el aislamiento.
Este planteamiento surge en un contexto alarmante: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada seis personas a nivel global experimenta soledad de forma regular, fenómeno vinculado a más de 871.000 muertes al año y con elevados costos para la salud pública, la economía y la cohesión social. El problema afecta especialmente a jóvenes y habitantes de países de renta baja, donde hasta un 24% de la población declara sentirse sola, frente al 11% en naciones ricas.
La soledad, un flagelo que afecta a gran parte de la humanidad en el Siglo XXI.
El impacto de la soledad va mucho más allá del malestar subjetivo: duplica el riesgo de depresión, incrementa la incidencia de enfermedades cardiovasculares y diabetes, reduce la esperanza de vida y disminuye el rendimiento académico y laboral. La OMS alerta sobre su potencial para agravar desigualdades y añade que, sin lazos sociales sólidos, será imposible afrontar desafíos globales como el envejecimiento poblacional o la salud mental.
Avances en IA y robots de compañía
¿Puede la IA realmente romper el círculo vicioso de la soledad? Algunos desarrollos apuntan en esa dirección. Estudios recientes destacan que herramientas basadas en IA -como robots sociales, asistentes virtuales o chatbots avanzados- han demostrado ser efectivas, especialmente entre adultos mayores, para reducir sentimientos de aislamiento.
Robots de compañía como ElliQ, diseñados para interactuar de forma natural y personalizada, han logrado que el 95% de los usuarios se sientan menos solos y más conectados. Investigaciones de Harvard Business School sugieren que las personas que usan compañeros de IA experimentan alivio de la soledad similar a interactuar con humanos, aunque advierten que el efecto depende de la percepción de ser escuchado y comprendido por el sistema.
Mark Zuckerberg apuesta al desarrollo de la IA para resolver el problema de la soledad.
Sin embargo, la propuesta de Zuckerberg no está exenta de controversia. Filósofos y expertos en psicología señalan que, aunque la IA puede simular la compañía, difícilmente puede reemplazar la profundidad, reciprocidad y empatía de las relaciones humanas auténticas. Existe el riesgo de crear conexiones superficiales que, a largo plazo, refuercen el aislamiento en lugar de mitigarlo.
Mientras la sociedad avanza hacia una mayor integración entre humanos y máquinas, la pregunta ya no es si la IA podrá satisfacer nuestra necesidad de compañía, sino si estamos dispuestos a redefinir la amistad y la conexión social en términos tecnológicos. Mark Zuckerberg apuesta por el sí, convencido de que la IA será fundamental para vencer la epidemia de la soledad, aunque haya quienes -como Aristóteles, dos milenios antes- sigan viéndolo con escepticismo.