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El 85% de las empresas nativas digitales ya utilizan IA, pero el impacto depende de lo cultural

La inteligencia artificial se ha consolidado como una herramienta fundamental en el mundo empresarial argentino, pero su verdadero potencial trasciende la mera implementación tecnológica. Según revelan estudios recientes, el éxito de estas iniciativas está estrechamente ligado a la preparación cultural de las organizaciones.

Los números son contundentes: en Argentina, el 60% de las empresas ya incorporó alguna forma de IA, una proporción que asciende al 85% en compañías nativas digitales y alcanza el sorprendente 96% en empresas medianas. Microsoft documentó que estas organizaciones invierten el 24% de su presupuesto tecnológico en soluciones de inteligencia artificial, principalmente para ganar competitividad y aumentar la productividad.

Los resultados comenzaron a materializarse. Datos de SAP indican que la mitad de las compañías ya observa beneficios concretos, especialmente en atención al cliente (69%), marketing y comunicaciones (42%), y recursos humanos (28%).

En el panorama latinoamericano, la adopción muestra un ritmo diferente. IBM reporta que el 29% de las empresas regionales implementa IA activamente, mientras el 43% se encuentra explorando posibilidades. Sin embargo, NTT DATA revela que apenas el 37% utiliza estas herramientas de forma regular, por debajo del promedio mundial del 42%.

El Banco Mundial y la OIT proyectan que la IA generativa podría incrementar la productividad regional entre 8% y 14%, con riesgo de automatización completa para solo 2% a 5% de los empleos.

Inteligencia artificial: el factor cultural es clave para una implementación exitosa.

La importancia de lo cultural

Pero las cifras no cuentan toda la historia. Ezequiel Kieczkier, CEO de Olivia, compañía especializada en transformación organizacional, advierte sobre un desafío crítico: «Entre 7 y 8 de cada 10 proyectos de innovación fracasan por temas culturales, no tecnológicos».

Los especialistas identifican tres elementos clave para el éxito: metodologías validadas que permitan contextualizar el contenido generado, validación humana experta para garantizar calidad y pertinencia, y medición continua adaptada a cada cultura organizacional.

«Pocas compañías han logrado una integración profunda. El obstáculo sigue siendo convertir las iniciativas en transformación duradera», concluye Kieczkier, subrayando que la tecnología es solo el primer paso en un proceso que demanda cambios culturales profundos.

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