Después de casi veinte años en RedLink, ocupó los máximos cargos tecnológicos y fue responsable de operaciones críticas para bancos como Nación, Provincia y Ciudad, Guillermo Calabrese decidió empezar de nuevo. A los 49 años, apostó a fundar su propia empresa junto a un socio y compañero del ITBA, Juan Pablo Di Pietro: Boolear, una startup que combina consultoría, desarrollo de software e inteligencia artificial aplicada a distintos sectores.
La decisión, cuenta, maduró hace tiempo. «Mi ciclo estaba cumplido. Ya había pasado por cuatro gerentes generales distintos y quería generar un cambio real, algo que tuviera impacto en la sociedad», explica. El resultado fue una compañía que arrancó con capital propio y visión regional.
La inversión inicial y el equipo detrás de la nueva startup de IA
Boolear comenzó con una inversión inicial de u$s 40.000, a la que en breve se sumarán otros u$s 70.000. La estrategia de los socios fue autofinanciar los primeros pasos para consolidar el modelo de negocio antes de abrir la puerta a inversores externos. «Queríamos crecer lo más posible con fondos propios, para llegar a la etapa de búsqueda de capital con una posición sólida», detalla Calabrese.

Boolear es una startup que combina consultoría, desarrollo de software e inteligencia artificial aplicada a distintos sectores. (Imagen: archivo)
La startup cuenta con dos socios fundadores -Calabrese y Di Pietro- y cinco empleados. A su vez, se apalanca en alianzas estratégicas con Binit Tech, Glic e INCO, partners que aportan experiencia y escala en proyectos de alto nivel.
El foco está puesto en combinar la agilidad de un equipo reducido con la robustez que aportan las asociaciones. «Sam Altman -el CEO de OpenAI- habla de grandes empresas de cinco personas, así que nuestra idea es mantenernos chicos, pero con capacidad de llegar lejos gracias a joint ventures. Eso nos permite ser flexibles y abordar proyectos de gran complejidad», agrega.
Boolear proyecta una facturación millonaria en su primer año
En su primer año de operaciones, Boolear ya muestra números que reflejan su potencial. El mes pasado facturó $150 millones, y la meta es alcanzar $730 millones mensuales en un año, lo que representaría quintuplicar sus ingresos actuales. «Y la idea es crecer también, aproximadamente, un 30% hacia el año siguiente», anticipa Calabrese. Así, lograrían facturar $ 11.000 millones anuales.
Esa proyección se apoya en un plan de negocios que busca escalar en toda América latina con soluciones SaaS para el sistema financiero y frameworks de IA para salud, educación y consumo masivo. «Queremos trasladar nuestra experiencia en servicios críticos 7×24 al mercado latinoamericano. El objetivo es que Boolear no sea solo un proveedor de software, sino un socio estratégico de transformación digital», subraya.
Clientes que ya confían en la propuesta tecnológica de Boolear
En muy poco tiempo, la compañía logró construir una cartera de clientes diversa. Entre ellos figuran Hospital Privado de la Comunidad, Fundación Médica Mar del Plata, Tomorrow Foods, Banco ICBC, Un Ensayo Para Mí y Old Bridge, además de otros en incorporación.
La propuesta de Boolear se estructura en tres verticales: consultoría y advisory en IA y transformación digital; fábrica de software, con equipos que desarrollan soluciones a medida; y desarrollo de productos propios, entre ellos un servicio de contingencia SaaS para bancos y entidades financieras.
«Muchas empresas no saben cómo encarar un proyecto de IA. Nosotros les ofrecemos frameworks, conectividad y plataformas listas para escalar, con criterios de gobernanza claros y métricas de negocio transversales», apunta Calabrese.

En muy poco tiempo, la compañía logró construir una cartera de clientes diversa. Entre ellos figuran Hospital Privado de la Comunidad, Fundación Médica Mar del Plata, Tomorrow Foods, Banco ICBC, Un Ensayo Para Mí y Old Bridge, además de otros en incorporación. (Imagen: web HPC)
Un modelo inclusivo: diversidad e innovación como ADN corporativo
Más allá de los números, Calabrese dice que Boolear nació con propósito cultural. Inspirado en experiencias internacionales de integración tecnológica en entornos laborales diversos, quiere que la empresa sea un espacio inclusivo, donde la innovación y la diversidad convivan en el ADN corporativo.
«Siempre tuve la idea de armar una compañía donde se valore el juego, el desafío y el trabajo en equipo. Para mí la tecnología tiene que ser un driver de cambio, que invite a todos a participar», concluye.