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De solo dar clases a ganar sueldos de ejecutivos: las nuevas carreras que las empresas están pidiendo más que nunca

De la mano de la incorporación de sistemas y procedimientos para el proceso de grandes volúmenes de datos y la resolución de problemas a través de las tecnologías de la información y la comunicación, los egresados de las ciencias básicas están encontrando cada vez más oportunidades laborales en el sector privado y ya no están destinados solo al trabajo de investigación académica. Así lo confirman desde las empresas y las universidades, aunque reconocen que todavía hay que crear más puentes entre los dos ámbitos y promover que el conocimiento fluya sin que la elección entre trabajar en una compañía o en la academia se convierta en permanente.

«En los últimos años, los físicos comenzaron a ser muy valorados en el ámbito de las empresas, porque tienen una muy buena formación en matemática y se adaptan muy bien a la resolución de problemas del sector privado, principalmente en ciencia de datos«, explica Juan Carlos Reboreda, licenciado y doctor en Ciencias biológicas y decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA)

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Hernán Grecco, director del Departamento de Física de esa misma facultad, considera que históricamente las habilidades desarrolladas por los físicos han sido valoradas tanto en la academia, como en la industria. «Nuestra carrera siempre tuvo un perfil muy cuantitativo, nuestros estudiantes aprenden a medir, a hacer modelos con capacidad predictiva. A eso se le agrega una formación muy sólida también en todo lo que tiene que ver con el uso de instrumentos computacionales para este tipo de procesos«, aclara. Y matiza: «Ahora, lo que hay es una mayor demanda por fuera de las áreas tradicionales, en las cuales la física va impactando. En los últimos diez años, hubo  un a diversificación. Por ejemplo, hay más físicos trabajando en las áreas de finanzas o en aquellas vinculadas al tratamiento de imágenes, también al uso de datos en general y a la utilización de información cuantitativa para la toma de decisiones«.

El déficit de recursos humanos calificados en disciplinas vinculadas con las TIC ha producido una suerte de «efecto derrame» en carreras que no apuntan directamente a la informática, pero que generan la capacidad de reaccionar a situaciones complejas y nuevas y de desarrollar respuestas desde el ámbito de las nuevas tecnologías. «Hoy, no se alcanza a cubrir la demanda del mercado con los egresados que tenemos en Ciencias de la computación. Y eso hace que muchas empresas estén recurriendo a egresados de Física y de Matemática, que tienen interés o capacidad para la programación. La demanda que existe actualmente antes no era visible«, señala al respecto Marcos Oliva, secretario de Extensión y Red de Graduados de la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (Famaf), de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

 Oliva asegura que hoy la ciencia de datos y la inteligencia artificial son los campos que más explican la ampliación de horizontes de los egresados de Famaf. «Actualmente, nuestro contacto con los medios digitales está permanentemente escrutado. Hay todo un proceso de big data detrás de nuestras acciones«, recuerda. Ante esta situación que se verifica en el mercado -dice Oliva- los egresados de ciencias básicas de Famaf se adaptan rápidamente a las nuevas demandas. «Tanto en Matemática, como en Física y en Astronomía hay un uso de grandes volúmenes de datos. Y para eso, la big data y la inteligencia artificial son imprescindibles«, cuenta. Afirma que también hay un mayor uso de herramientas informáticas durante el cursado. «El estudiante tiene otro uso del software y de las aplicaciones para resolver problemas. En otras épocas, uno usaba software enlatado, que era provisto por las grandes compañías; hoy, los mismos estudiantes desarrollan rutinas de computación para procesar sus propios datos. No se conforman con soluciones hechas, sino que generan sus propias soluciones«, añade. Las universidades también buscan facilitar el acercamiento entre el sector privado y la investigación académica

Es el caso, por ejemplo, de la Facultad de Ciencias químicas de la UNC, que este año lanzó el Programa de Valorización del Conocimiento (PVC), que promueve la identificación, la valorización y la transferencia de los saberes generados en el marco de los grupos de investigación y que vincula sus resultados con el ámbito social, tecnológico o productivo. Su decano, Marcelo Mariscal, cuenta que los estudiantes «buscan desarrollar proyectos de investigación aplicados o generar alguno que tenga la posibilidad de hacer alguna transferencia tecnológica«. Y completa: «Nosotros acompañamos con el programa de fomento. Cuando se detectan esos conocimientos pasibles de transferencia, se hace un acompañamiento con un gabinete con profesionales capacitados que ayudan a armar un plan de negocios, a hacer una investigación de mercado y a potenciar alguna investigación, vinculando directamente con la empresa«.

«Hay una mayor demanda por fuera de las áreas tradicionales, en las cuales la física va impactando.» – Hernán Grecco, director del Dpto. de Física de la UBA. 

La unidad académica ha realizado un relevamiento de necesidades de compañías agrupadas por sector. «Muchas empresas  regionales y locales están buscando hacer desarrollos que desde la facultad acompañamos y para los cuales firmamos convenios. Obviamente, todavía el financiamiento en investigación que proviene del sector privado es bajo en comparación con el del Estado, que es responsable de más del 90 por ciento de los recursos en I+D que hay en la Argentina«, subraya Mariscal. Y sintetiza: «Lo que buscamos es vincular«.

Pero desde otros centros académicos también destacan la necesidad de que el acercamiento sea mutuo. «Debe haber una conjunción de actividades o de planeamiento entre ambos sectores. Tanto los organismos o institutos como la industria privada podrían contratar más egresados de este tipo de carreras. Por ejemplo, los licenciados en química pueden insertarse laboralmente para el control de calidad de productos de empresas», ilustra la secretaria de Investigación, Posgrado y Extensión de la Universidad Nacional de La Pampa, Laura Mabel Wisner. Dario Yvanoff es CEO de la empresa IThreex Global, una compañía nacida en 2011, integrada por 35 personas, que cuenta con sede en Córdoba y está especializada en Big Data, desarrollo de software y machine learning. Entre sus colaboradores, cuenta con un licenciado en astronomía, egresado de la Famaf, e Yvanoff cree que esta situación puede replicarse. «La inteligencia artificial implica muchos procesos matemáticos para la resolución de problemas en términos de algoritmos«, describe. Sobre cómo llegaron a contratar a un astrónomo, revela: «En un momento, quisimos ampliar los equipos y, dentro de las búsquedas, apareció la posibilidad de sumar a un licenciado en astronomía, quien trabaja en aprendizaje automático para algunos de nuestros clientes«, precisa Yvanoff. Y agrega: «Para nosotros, es un diferencial sumar sus conocimientos, es un aporte de valor a los equipos que trabajan en inteligencia artificial«.

 El déficit de recursos humanos calificados en disciplinas vinculadas con las TIC ha producido una suerte de «efecto derrame» en carreras que no apuntan directamente a la informática. 

En algunas oportunidades, son los propios egresados los que tienen que animarse a dar el salto o cambiar de rumbo, algo que implica desde cambiar la forma de redactar un CV, hasta comprender los objetivos y la lógica del mundo corporativo. Es el caso de María Florencia Daneri, licenciada y doctora en Física por la UBA. «Siempre me gustó mucho la ciencia, la física en particular, creo que no tenía mucha noción de lo que uno eventualmente podía hacer después, lo estudié porque me gustaba. Luego, con la beca del Conicet de cinco años hice el doctorado, que me gustó muchísimo, fue una experiencia muy enriquecedora. Después de eso, comencé a sentir la curiosidad sobre qué habría afuera de ese ámbito«, rememora Daneri. La física cuenta que también la impulsó a hacer el cambio el intercambiar experiencias con pares que ya habían dejado de trabajar en la investigación académica. «Me di cuenta de que había muchas cosas que podía hacer«, resume.

Daneri ya trabajaba en el análisis de datos a gran escala porque participaba del grupo que trabaja en el sensor de partículas LHC (sigla en inglés del Gran Colisionador de Hadrones), en la Comisión Europea de Energía Nuclear. «A raíz de eso tuve que aprender a programar, aprender mucha estadística, herramientas que, advertí, podía aplicar en muchos lugares fuera de ese ámbito«, continúa. Y señala que el siguiente paso fue comenzar a buscar trabajo en ciencia de datos, área en la que se desempeña ahora en la firma Pluspetrol. «Colegas que pasaron por la misma situación me ayudaron a adaptar un poco mi CV para que fuera más entendible, porque era un listado de papers, congresos y cosas que quizás a las empresas no les dicen tanto«, revela. Y concluye: «Me llevó un poco de tiempo entender cómo es la dinámica de una empresa, me imagino que es algo que le pasó a todos los que hicieron un salto de la academia a cualquier tipo de empresa, de industria. Pero la verdad es que estoy contenta«.

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Nicolás Eduardo Sujovolsky tiene 30 años y es doctor en Física por la UBA. Su paso al mundo corporativo se dio luego de que concluyera su doctorado y en plena pandemia, por lo que esa transformación -recuerda ahora- no fue el cambio más importante que le tocó atravesar a comienzos de 2020. Su primer paso por el sector privado fue como analista cuantitativo en Crisil Argentina, una compañía de servicios financieros. Y posteriormente fue convocado por JPMorgan para realizar tareas de programador de software, también financiero. Actualmente trabaja en una compañía cuyo nombre debe mantener en reserva por acuerdo de confidencialidad, en la cual realiza tareas que son «una suerte de mezcla de las dos experiencias anteriores«.

 «Mi pasaje del sector académico al privado fue suave, fue una transición tranquila.» – Nicolás Eduardo Sujovolsky, doctor en Física de la UBA. 

«Mi pasaje del sector académico al privado fue suave, fue una transición tranquila -describe-. El principal cambio fue dejar de investigar y trabajar más en lo operativo«. Asegura que recibe una o dos ofertas de trabajo por semana y cree que es el perfil del egresado uno de los aspectos que más atrae a las firmas. «La formación del físico es muy completa -asevera-. En Finanzas hubo una transformación en los últimos años que tuvo mucho que ver con cambios impulsados por los profesionales de esa carrera«, concluye.

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