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Afecta a todas las empresas y les cuesta miles de dólares: qué es y por qué es tan peligroso

Suele haber una idea generalizada -y errónea- de que las estafas apuntan, en su mayoría, a individuos particulares y sus cuentas de homebanking. No obstante, esta concepción deja de lado un grupo muy atractivo a los ojos de los delincuentes y que son las pequeñas y medianas empresas. 

Según reveló Kaspersky, la compañía especializada en ciberseguridad, se registró un aumento en el número de ataques dirigidos a las PyMEs el año pasado; ataques que pueden llegar a costar hasta u$s 155 mil, además de otras consecuencias como multas y compensaciones a los clientes, pérdida de socios de negocio y daño a la reputación. 

Frente a este contexto, la firma previamente mencionada alertó a los pequeños negocios sobre los 4 fraudes más comunes que pueden enfrentar al estar cada vez más conectados a Internet. A continuación, todos los detalles. 

Estafa a pequeñas empresas: cuáles son las más clásicas

En primer lugar, Kaspersky hizo mención a las amenazas que vienen desde adentro de las empresas; más bien, las que se originan a partir del robo de datos corporativos por parte de exempleados.

En esta línea, la compañía especializada en seguridad informática señaló que sólo el 51% de las empresas latinoamericanas puede asegurar que sus antiguos empleados no tienen acceso a datos confidenciales almacenados en la nube.

En cuanto a los riesgos exteriores, uno de los más comunes suelen ser las comunicaciones (correos, mensajes, etc) fraudulentas que acarrean enlaces maliciosos; camuflados en una solicitud de presupuesto, CV o incluso, algo sencillo relacionado con la operatividad de la organización.

Si un empleado, descuidado, hiciera clic sobre una archivo de este estilo, podría liberar un virus capaz de robar información sensible de la empresa, como sus datos bancarios. 

Similar a esta última técnica, los estafadores también suelen introducir códigos malignos en páginas populares, como tiendas de productos y servicios, que solicitan datos de tarjetas de crédito. En este caso, el «virus» permanece oculto recogiendo los datos de pago de las víctimas para enviarlos a los delincuentes. Esto incluye las tarjetas de crédito corporativas.

Por último, no pueden faltar las infiltraciones a la red empresarial a través de la fuerza bruta, donde los delincuentes intentan adivinar las contraseñas una y otra vez de para acceder a los datos confidenciales de la firma en cuestión.

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