Microsoft anunció que cesará el soporte a Windows 10 a partir del 14 de octubre de 2025. Esta decisión impacta a casi 1.000 millones de usuarios que aún dependen de este sistema operativo, el más popular de la compañía que fundó Bill Gates.
A pesar de que Microsoft impulsa a los usuarios a migrar a Windows 11, la transición avanza más lentamente de lo previsto y muchos se resisten al cambio por la familiaridad y estabilidad que ofrece Windows 10.
El desayuno ideal existe: la hierba que reduce el deterioro cognitivo y evita la pérdida de memoria

La conclusión del soporte: qué implica
El fin del soporte implica que Microsoft cesará la entrega de actualizaciones de seguridad, correcciones de errores y asistencia técnica para Windows 10. Aunque los dispositivos seguirán operando, estarán vulnerables a amenazas de seguridad y perderán compatibilidad con nuevas aplicaciones y hardware.
Esta situación podría provocar un aumento considerable en los riesgos de ataques cibernéticos y pérdidas de datos, lo que ha llevado a expertos en seguridad a calificarla como un «desastre de seguridad».
Actualizaciones de seguridad y paso a Windows 11
Para mitigar estos riesgos, Microsoft ofrece actualizaciones de seguridad extendidas (ESU) a un costo. Los usuarios particulares pagarán cerca de 30 dólares por un año de soporte adicional, mientras que las empresas enfrentarán un costo que inicia en 61 dólares por dispositivo el primer año y se duplica anualmente.
Sin embargo, esta opción no incluye nuevas funciones ni soporte técnico, solo actualizaciones críticas de seguridad.
Para quienes tengan dispositivos compatibles, la actualización a Windows 11 es una opción atractiva. Windows 11 se presenta como la versión más segura de Windows hasta ahora, con mejoras en diseño, funcionalidad y rendimiento. Sin embargo, la mitad de los usuarios de Windows 10 no podrán actualizar por las limitaciones del hardware.
Desplazó a Paris y Roma: la única ciudad de América Latina que está entre las mejores del mundo

El impacto ambiental de Windows 10
La decisión de Microsoft también tiene un impacto ambiental considerable. Con millones de dispositivos que podrían quedar obsoletos, se estima que podrían generarse hasta 480 millones de kilogramos de residuos electrónicos, equivalente al peso de 320 mil autos. Esto representa un reto significativo para la sostenibilidad y el manejo de residuos electrónicos.
Para prolongar la vida útil de los dispositivos que no pueden actualizarse a Windows 11, las distribuciones de Linux ofrecen una opción viable. Además, el lanzamiento de SteamOS, una distribución de Linux optimizada para videojuegos, podría ser una alternativa atractiva para los jugadores.
En resumen, la decisión de Microsoft de dejar de soportar Windows 10 marca un hito en la historia de los sistemas operativos. Aunque la transición a Windows 11 es la opción recomendada, el costo y la incompatibilidad del hardware para muchos usuarios indican que el futuro de la seguridad y la sostenibilidad en el mundo digital enfrenta numerosos desafíos.